Era un día abril, soledado, todavía hacía calor. Alejandra tenía que ir a la facultad, pero prefirió ir a estudiar a los lagos de palermo en vez encerrarse en un claustro oscuro de la facultad. Llevaba consigo los apuntes, había leído a Sócrates, sobre lo correcto e incorrecto. Cuando llegó a los lagos se cruzó con un chiquito de ocho años, descalzo, que se acercó y le pidió unas monedas. Ese día había salido con poco dinero, pero lo suficiente como para comprar algo de comer. Lo invitó entonces a comer una hamburguesa en uno de los locales que estaban en las cercanías. Ya de entrada, tuvo que pelearse con el hombre de seguridad que no dejaba pasar al chico por su aspecto. Compró lo que pudo, se lo dió al niño, y éste velozmente se fué corriendo hacía los bosques. Ella lo siguió con la mirada, y lo vió ocultarse tras unos arbustos. En su mente seguían resonando las palabras del texto leído, así que lo siguió. Se encontró entonces, al adentrarse a los arbustos, con Claudio y Juan. Claudio el menor, estaba partiendo la hamburguesa para darsela al hermano mayor de unos doce años. Cuando la vieron llegar se asustaron muchísmo. El mayor no quería hablar, el más chiquito era más sociable. Habían apilados en un costado muchos libros de color azul, tomó uno para ver que eran, se trataban de biblias. Los chicos las habían encontrado, eran de distribución gratuita, así decía la tapa en un sello. Alejandra les hablaba, les hacía preguntas acerca de los padres, qué hacían ahí. Los chicos se habían escapado de la casa porque el padre les pegaba, hacía casi dos meses,por lo que llegaron a contar, que andaban por las calles. Otra vez resonó en su mente la cuestión de lo correcto e incorrecto. Así que, sin pensarlo dos veces les propuso llevarlos a su casa. Tuvo que tratar de convencerlos, sobre todo al mayor, Juan. Finalmente accedieron. Llegaron a la casa, les dió todo lo que había en la heladera para comer. Los padres y la hermana de Alejandra no estaban en ese momento, así que les pidió a los chicos por favor que hicieran lo que ella les dijera, no sabía que reacción podían tener cuando llegaran. Los mandó a bañarse, se tuvieron que bañar tres veces los pobres, y sí, los tuvo que disfrazar un poco con la ropa más chica que encontró. Cuando llegaron los padres no salían del asombro:
-Alejandra que és ésto, quienes son estos chicos ?
-Por favor una noche, que se queden a dormir, hay que comprarles ropa, no se pueden quedar en la calle ... prestame plata para comprarles ropa ...
Mañana te prometo que les busco un lugar
Los chicos pasaron la noche completamente dormidos, hacía días que no dormían sobre un colchón y bien comidos, seguros de alguna forma.
También Alejandra durmió tranquila de sentir que hacía lo correcto. Los que no durmieron bien fueron los padres, que tomaron el acto de su hija como una inconciencia propia de la edad. Es que a los 21 años se es más idealista, en ningún momento se le ocurrió que aquello podría traer alguna consecuencia legal. A la máñana siguiente Alejandra tenía que trabajar en el pelotero que estaba a la vuelta de la casa, pero sabía que a su regreso tenía que hacer algo por los chicos. La verdad es que no sabía que hacer, nadie sabía. Obviamente que los chicos no querían saber nada con la policia, asi que lo mejor que se le ocurrió fué ir a pedir ayuda a las iglesias. Afortunadamente contaba con la ayuda de una amiga y el novio. Esa tarde peregrinaron por tres iglesias. En ninguna de ellas encontró ayuda, ni siquiera le ofrecieron tener a los chicos a resguardo. En la última iglesia, uno de los curas le dijo que tener a los chicos en la casa era ílicito, y que lo mejor era que los dejara en la calle, sus palabras textuales fueron:
- Si pasaron tantas noches en la calle una más no les hará nada
Alejandra, atónita con la respuesta se fué de esa iglesia, y como ya había anochecido y estaba frío, regresó con los chicos a la casa. Los padres de la chica ya estaban preocupados por la situación y le pidieron por favor que buscara pronto una solución, ellos lamentablemente no podían hacerlo dado que trabajaban todo el día. Finalmente y con ayuda de amigos, y no sin ciertos percances en el medio, una semana de idas y venidas, los chicos pudieron encontrar un lugar en el instituto Riglos de menores. Alejandra se cercioró de que se tratara de un buen lugar. Los pudo visitar durante un tiempo. Realmente ese era un buen lugar, cuidaban bien a los chicos, estudiaban, los llevaban de excursión. Era una pena, que si bien la gente de Minoridad y Familia, hacía bastante por esos chicos, también sabían que en algunos casos si los padres los reclamaban tendrían que volver a la casa, formandose un círculo, porque si eran maltratados lo más probable es que volvieran a escaparse. También sabían quiénes eran los que los explotaban en las calles, pero no podían hacer nada por ciertas leyes.
Sócrates a través de los siglos había hecho una vez más algo por alguién, sobre lo que es correcto e incorrecto. Alejandra durmió tranquila esa noche, agradecida por haber ayudado a unos chicos de la calle, hizo lo que pudo.

Nota de la Redacción: el video hace tiempo lo encontré tubeando pero nunca encontré lugar propicio para "distribuirlo" por carencias de lenguajes en los cuales pudiéramos manifestarnos, en este caso no se trata de un país lejano; simplemente cambiémosle algunos el color de piel o ciertos íconos arquitectónicos y... ¿Hace Falta que te diga el Resto?.En concordancia con un Post anterior "Donde estará Lucas dentro de 19 años".-
He Dicho.-

♥ He Dicho.-