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Dada las complejas relaciones sociales, puede suponerse que los humanos siempre se han observado a sí mismos y especulado sobre las diferencias físicas entre los individuos y los grupos. Pero diferentes sociedades han atribuido diferentes significados a dichas diferencias. La división de la humanidad en distintas "razas" puede encontrarse hasta en el Libro de las puertas, texto sagrado del Antiguo Egipto. Este escrito identifica cuatro categorías convencionalmente etiquetadas como "egipcios", "asiáticos", "libios", y "nubios". En la base de esta clasificación se mezclaban características como el color de piel con las identidades tribales o nacionales.
Civilizaciones clásicas como Roma a China daban una importancia mayor a las afiliaciones en la familia o tribu que a la apariencia física (Dikötter 1992; Goldenberg 2003). Los pensadores de la Antigua Grecia y Antigua Roma también intentaron explicar y categorizar las diferencias biológicas visibles entre los pueblos conocidas por ellos. Estas categorías a menudo incluían criaturas fantásticas que se suponía que existían en tierras lejanas. Algunos escritores romanos se adherieron a un determinismo geográfico, según el cual, el clima podía afectar la apariencia y carácter de los grupos (Isaac 2004). Pero en muchas civilizaciones, los individuos con grandes variaciones en la apariencia física podían convertirse en miembros de una sociedad por crecer en ella o por adoptar las normas culturales de la sociedad (Snowden 1983; Lewis 1990).
Los modelos raciales de la Edad Media mezclaban ideas clásicas con la premisa bíblica de que toda la Humanidad era descendiente de Sem, Cam y Jafet, los hijos de Noé. La progenie de estos personajes míticos habría dado lugar a la diversificación de los pueblos, clasificados como semitas (asiáticos), camitas (africanos), y jaféticos (europeos). Al final de la Reconquista, la Inquisición española persiguió los judíos y musulmanes, usando la doctrina de la limpieza de sangre. Luego, tras el descubrimiento del Nuevo Mundo, Bartolomé de Las Casas se opuso a ciertas teorías --apoyadas entre otros por Juan Ginés de Sepúlveda-- que atribuían a los indios una supuesta carencia de alma --premisa que, por otra parte, les depojaba de su carácter humano.
No fue sino hasta el siglo XVI cuando la palabra race entró al idioma inglés, como una forma local del francés race. Es probable que la palabra francesa fuera a su vez un préstamo del italiano -razza-. Los significados del término en el siglo XVI incluían los "vinos con un sabor característico", "gente con una ocupación común", y "generación". El significado de "tribu" o "nación" surgió en el siglo XVII. El significado moderno --"raza es una de las divisiones mayores de la humanidad"-- pudo tener origen en la última parte del siglo XVIII, pero nunca se convirtió en connotación exclusiva. No existe certeza sobre el origen prístino de la palabra, aunque se sugiere que pudiera, por ejemplo, ser derivado del nombre de la letra árabe ra'is, significando "cabeza", pero también "inicio" u "origen".
La palabra inglesa "race", junto con varias de las ideas asociadas en nuestros días al término, son producto de la era colonialista europea (Smedley 1999). A medida que los europeos se hallaron frente a frente con personas de diferentes partes del mundo, comenzaron las especulaciones sobre las diferencias físicas, sociales y culturales entre los grupos humanos. Muchas de esas reflexiones quedaron registradas en diarios de viaje o bitácoras de navegación. Al aumentar la trata de esclavos africanos, que vino a incorporarse a un mercado esclavista preexistente, hubo un incentivo más para categorizar los grupos humanos y justificar el trato bárbaro de los esclavos africanos (Meltzer 1993). Los europeos dieron en clasificar a los pueblos con los que entraron en contacto según la apariencia física, el comportamiento y las capacidades fisicas. Un conjunto de creencias del folclore mantuvieron unidas las diferencias físicas heredadas entre grupos con cualidades intelectuales, de comportamiento y morales (Banton 1977).
Aunque ideas similares pueden encontrarse en otras culturas (Lewis 1990; Dikötter 1992), parecen no haber tenido tanta influencia en las estructuras sociales como lo hicieron en Europa y las partes del mundo colonizadas por los europeos. Sin embargo, los prejuicios raciales --aunados a otros basados en las diferencias culturales-- han dado lugar a numerosos conflictos entre grupos humanos. Aunque se suele pensar que el racismo sólo afecta a los pueblos colonizados, también afecta a otros pueblos, tanto aquellos que no fueron colonias de metrópoli alguna como a los habitantes de los mismos países colonialistas.
Ahora pregunta: ¿Que es lo que se tiene que festejar un día como hoy? Si festejás Discriminás y si no Festejás te Discriminan... Nadie gana!.-
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